lunes, 24 de enero de 2011

Productividad

Después de un domingo de despertarse cómo a las tres de la tarde y decir bueeeno, voy a terminar la película re-tonta qué empecé a las 5:00 am y de que me gustara mucho la película y de enojarme por entusiasmarme con películas tan tontas; dije: ¡No mames! el único día que tienes para salir y recorrer la ciudad y conocer nuevos lugar y te la pasas encerrado frente a una pantalla perdiendo el tiempo de maneras merecedoras de aplausos con el burdo pretexto de que 'eso-es-lo-que-realmente-me-gusta' cuando ni siquiera es cierto, lo que realmente me gustaría es salir a explorar y volverme todo un experto en conocer la ciudad. Así que, después de una rápida revisión a una lista de buenas hamburguesas en el DF decidí que la opción que más me acercaba a lograr mis intenciones era "La Cabaña de Fuentes" en nada menos que Ciudad Satélite. Así fue como surgió la...

Primera reseña sobre un puestito de hamburguesas al carbón.

"La Cabaña de Fuentes"
Av. de las Fuentes S/N Fuentes de Satélite

Uno de esos, otrora pequeños locales, que se han ido expandiendo hasta consolidarse como un pequeño emporio callejero, brillante y llamativo. Mismo caso de su original vecino "Los Burritos de Fuentes" desconozco cual habrá llegado primero, pero este último cuenta con sucursales en Polanco, Del Valle y hasta Coyoacán, señal irrefutable de que esta cuadra trae buenaventura a aquellos comercios que en ella se ubiquen.

Como siempre, la mejor publicidad para un local de comida es el aroma que despide. En este caso el poder mediático de la ardiente carne al carbón parece cubrir todo Naucalpan. Otro atrayente siempre eficaz son las multitudes, la típica relación gente-calidad me llevó al puesto central, el más lleno. Cómo típico novato en lugares de culto conseguir mi comida me costó trabajo, el exceso de órdenes acumuladas ocasionó que mi hamburguesa llegara sin tocino, cosa que les dejé pasar sin resentimientos en vista de lo arrepentidos que se mostraron.

Tratándose de hamburguesas, algo todavía más importante que la preparación es la calidad de los ingredientes, la sabia decisión de dejar atrás la comida procesada y optar por la frescura de un sirloin molido, por ejemplo, puede hacer la diferencia entre una hamburguesa mediocre y la mejor de su género. En La Cabaña de Fuentes esto es prácticamente un dogma, desde el pan hasta los pepinillos todo presume un alto estándar de calidad así como una mínima industrialización. Y sí, según yo, esto es justo lo que las hace tan buenas.

Vienen en presentaciones variadas, desde la pelotita parecida a una cangreburguer hasta la megamonstruosa exhibición gastronómica a la que no me atreví ni a mirarla a los ojos. La opción más sensata me pareció la 'grande' en combo, primera merecedora de carne y bollos a la medida. Eso sí, vengan con la cartera inflada porque los precios rebasan lo razonable.

Continuemos hablando de la bien pensada distribución del trabajo. El changarro está atendido por tres hombres, cada uno con tareas muy específicas. El parrillero. El decorador. El extra.
Uno atiende el carbón, la cocción de la carne, el tueste de los panes y el primer armado: la obra negra; El segundo es aquél que viste la hamburguesa, que la engalana con piña natural en cubitos (gran acierto) jitomate, lechuga, champiñones y ese distintivo clímax conocido como cebollas al chilpotle dulce; El tercer hombre se encarga de los acabados finales, empaquetados, combos, cobros y finalización de las órdenes, de él depende el óptimo servicio.
Estos tres dioses del fast food son los que dotan de alma, cuerpo y corazón a tu hamburguesa, los agradecimientos son para ellos.